El Power Dressing fue una de esas tendencias de los 80 que traspasó la barrera del se lleva o no se lleva para convertirse en un lifestyle, en un concepto propio a la hora de entender el estilo, pero también la vida.

En aquella época, el feminismo creció unido a la presencia de las mujeres en los puestos de mando, que hasta la década habían estado relegadas a un segundo (o tercer, o cuarto) plano. Y la moda se hizo eco de ello creando prendas y accesorios por y para el triunfo empresarial. De ahí surgió el llamado Power Dressing, que podría traducirse como la indumentaria del poder.

Proeza Schouler ha querido recuperar ese momento crucial en su colección Otoño-Invierno 2020/21 a través de chaquetas y abrigos con hombros superlativos.

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Más allá de la estética disco y de los escenarios festivos, las hombreras XXL que creaban siluetas en forma de triángulo invertido se conviertieron en la década ochentera en un distintivo del Power Dressing y, por tanto, también de toda una generación. De todo un movimiento. De toda una revolución.

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En Proenza Schouler, prendas exteriores únicas en colores absolutos como el negro, el rojo o el camel se conjugan con botas over the knee, joyas sin florituras y... la actitud. Porque qué importante es la actitud.

Los peinados de las modelos, con el pelo tirante hacia atrás y efecto wet, sumados a un maquillaje no make up con piel súper glow, contribuyen a empoderar a los outfits a quienes los lucen.

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Fotos: Gtres