A Paulina Rubio usualmente no le gusta hablar de su vida privada, pero en esta ocasión accedió a tocar un capítulo que fue muy doloroso para ella: su divorcio de Nicolás “Colate” Vallejo-Nágera.
A varios años de su separación, “La Chica Dorada” contó en entrevista con el programa El Gordo y la Flaca que fue algo muy difícil, sobre todo porque estaba su hijo, Nicolás, de por medio.
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“Fue, como para cualquier madre, difícil (…). Yo me metía al mar y abrazaba a mi mamá. Yo soy una mujer pasional, que todo me saca mis agallas, porque una mujer que no tiene agallas, no es mujer (…). Mi madre es lo más importante que la vida me ha dado”, explicó sobre cuál fue su mejor terapia tras la ruptura con el empresario español.
Pero la cantante mexicana, quien acaba de participar como coach en La Voz… España, supo que debía salir adelante por su hijo en aquel entonces, de la misma manera que lo está haciendo ahora tras su separación de Gerardo Bazúa, con quien tuvo a su segundo hijo, Eros.
De hecho, en la plática, la intérprete también contó que su vida como mamá es muy movida.
“Tengo una vida super ágil. Mis hijos me mantienen alerta todo el tiempo. Nos despertamos super temprano, estoy con ellos, desayuno, llevo a mi hijo mayor a la escuela. De ahí me voy a mi yoga o me voy a mi entrenamiento o me voy al mar o me voy a alguna clase.
“Me tomo el tiempo para mí o me voy a ver directamente a mi bebé que ya me está esperando, que es un terremoto el de 2 (años)”, dice Paulina sobre Eros.
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Además, señaló que sus dos pequeños tienen personalidades muy diferentes.
“Son el día y la noche. El chiquito es súper guerrero. Es el dominante. Tiene 2 años y Nico tiene 7, y es (Eros) el dominante. Lo manda, le pega, y (Nico me dice:) ¿Mamá, pero por qué me pega si me quiere tanto?”, indicó la cantante.
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