La colección Otoño-Invierno 2020/21 de Gucci confirma lo que ya sabíamos: que la marca italiana ha creado, y amplía en cada nueva temporada, un mundo. Es su propio universo, pero también el de todas aquellas personas que en algún momento se han sentido incomprendidas o fuera de lugar; el del elogio de sentirse, actuar y vestirse como una misma o como uno mismo y no como te marcan.

El desfile ha tenido lugar en el marco de la Semana de la Moda de París, que en el tiempo se celebra después de la Semana de la Moda Masculina y de la Semana de la Alta Costura (París, como foco de la moda, nunca se agota).

Adentrarse en Guccilandia equivale a traspasar la frontera mental y estética que te lleva de la norma hacia la excentricidad. La pregunta es: ¿qué personaje quieres ser hoy?

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Puedes, como expresa el look de la foto de portada de este artículo, ser una muñeca gótica con faldas rosas de vuelo y puntilla pero a la vez con top negro de charol fetichista. También puedes ser una hippie de los setenta que proclama a los cuatro vientos la paz, el amor y el estilo, o quizás una dama barroca pomposa y recargada, o (por qué no) una institutriz religiosa de entreguerras con traje sastre y crucifijo.

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Importa qué elijas, no lo que elijas. Importa la libertad.

Pues, para Gucci, la moda ya no tendrá nunca más ni reglas, ni anclaje a la realidad. Todo se abre, se expande, se vuelve fantasioso y lleno de posibilidades. Lo que la firma propone es un juego divertido tanto para el día a día como para las ocasiones especiales que va más allá del mero acto de vestirse, donde no se gana o se pierde sino que se experimenta hasta dar con el outfit perfecto para ti y tus ideales.

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